2009-03-26

El engaño.

Lisandro, Ale y yo nos conocimos en el secundario. Estábamos en el mismo grupo de amigos, (de hecho éramos amigos) nos gustaba la misma música, compartíamos nuestros ratos libres hablando del futuro, de las mujeres, de la superficialidad reinante y en la que no queríamos caer. Eran épocas de ropas negras, de desdén hacia la frivolidad, de lectura apasionada y cervezas con amigos. De ver el pasado y extrañar un idealismo no vivido, de estudiar estenografía como si realmente nos sirviera para algo y pensar en el sexo opuesto con una ternura que no se condecía con nuestro espíritu, pensábamos, indomable.
Teníamos nuestro grupo de amigas también. Chicas muy respetadas y cuidadas por nosotros como si fuera cuestión de honor. Con quienes dejábamos traslucir nuestras emociones, sentimientos y frustraciones de forma reciproca, per imaginando siempre un cariño sincero, una amistad mas allá de las barreras sexuales.
Vivi era quien mas cerca de mí estaba. A ambos nos gustaba escribir, Charly y todas sus bandas, los Redondos y admirábamos al che. Ella generalmente escribía los discursos de fin de año, a los que yo consideraba, cuando menos, demasiado melosos. Por ahí me pedía participación, pero mis colaboraciones quedaban en la nada ya que en ese momento yo estaba muy contra el sistema, y mis críticas terminaban apuntando al "facismo" de la rectoría de nuestro colegio.
Nati era más espiritual. Más de su casa si se quiere; donde le solía cocinar almuerzos pre escolares a Lisandro quien veía como aumentaba el tamaño de su abdomen a pasos agigantados. No leía como nosotros ni se interesaba mucho en la lectura, pero era buena y cariñosa y no era superficial (condición imprescindible para estar en nuestro grupo).
Veo que la banalidad se reitera mientras escribo... había una necesidad de alejarnos de ella en esos tiempos. De demostrar que algo teníamos en la cabeza, además del futbol y las mujeres. Que ya éramos más críticos con ellas y que no todo se reducía a un buen culo. Queríamos más.
Ale, la flaca, tenía el mismo apodo que mi amigo Alejandro, así que por ahí, al llamarlos, venían los dos juntos, por las dudas. Ella no cursaba con nosotros. Era amiga de Nati y tenia un aura de independencia que todos añorábamos. Se había armado su propia casa en las oficinas abandonadas de una empresa de su padre (que era la continuación de su casa, así que si bien vivía sola, lo hacia a 10 metros del comedor familiar) lugar de refugio obligado los fines de semana. Se llevaba bien con Alejandro porque ambos eran de hablar poco, de sentimientos duros y difíciles de exteriorizar, tímidos y amantes del punk.
Así que nada de frívolos, nada de ir a boliches de moda, nada de buscar alguna señorita con quien llegar a los lentos preguntándoles sobre su signo zodiacal o si concurrían siempre al mismo lugar. Nada tan intrascendente como una noche de besos apasionados y luego volver a casa sin tener la menor idea de a quien pertenecían esos besos, con nuestro cerebro ambientado de lentos de moda, tan vacios y superficiales que daban asco. Estábamos en las antípodas de todo eso, con música ruidosa, pogos, cerveza y charlas ideológicas como quien habla del tiempo. Nos habíamos alejado del camino elegidos por muchos, que luego se convertían en anécdotas del lunes a la tarde, en los recreos, con connotaciones levemente sexuales. E igualmente exageradas.
Nos juntamos en la casa de Ale, como siempre, ignorantes de todo, pero con ganas de pasarla bien, al modo nuestro. Corrió la cerveza desde temprano, la música para romper oídos, pero extrañamente alejados de las chicas; quienes rondaban cerca de Ariel, un musculoso mozalbete que se encargaba de la música y de regar la velada con lo que estuviera a mano, a condición de que nos embriagara. Mi pobre e inexperto cerebro (sobre todo inexperto) encontró un asomo de la verdad imaginando alguna confabulación, pero se calmó rápidamente al ver que las chicas volvían con nosotros, a lo de siempre.
La luz no era escasa, pero una de las conexiones se fundió, dejando solo la luz negra que habíamos comprando entre todos y con la que siempre hacíamos las mismas bromas sobre los dientes blancos a su luz. Ariel, más sobrio que el resto, no pudo solucionarlo y si él no podía, el resto dábamos por sentado que no tenía arreglo.
Los ojos de Vivi se me antojaron brillantes al resplandor violeta que nos bañaba. Y se lo hice notar, obteniendo como respuesta una blanca hilera de dientes muy blancos, casi fluorescentes. De haber habido luz, también habría notado el rubor de sus mejillas. Su corte estilo "carré" le daba un marco excelente a su cara, aunque quizás exagerado por mi que, en esas épocas y por varios largos años mas, me gustaron las chicas con pelo corto.
Lisandro estaba probando una torta que había llevado Nati, que le quitaba el sabor amargo de la cerveza en su boca. Así que luego volvía a beber y tenía que quitarse nuevamente el sabor en un círculo vicioso gastronómico. Mientras, veíamos como la torta iba desapareciendo como por arte de magia.
Ale y Ale subían el volumen del audio a espaldas de Ariel, y se prendían en un pogo que los hacia reír como dos chicos. Jugaban como si estuvieran en la primaria, con una alegría sincera. Con Vivi los mirábamos y compartíamos su felicidad inocente. Yo le acomodaba el pelo detrás de sus orejas y ella me traía vasos de cerveza y no paraba de reírse de mis bromas.
La luz seguía escasa, pero no nos importaba. Había algo flotando en el ambiente que no lográbamos interpretar. Como música tras la música; y solo teníamos oído para una cosa a la vez.
Entonces todo comenzó a cambiar. Ariel paro el disco de Nirvana que estaba sonando diciendo que se lo tenía que llevar el hermano de Ale a otra fiesta y como era de él, estaba en su derecho. Ante nuestras protestas de que ponga algún recital de Ramones, el respondió con un mutismo impropio de su persona y se puso a hurgar entre los discos compactos. Encontró el que buscaba (luego supimos que siempre supo donde estaba ese Cd) y lo puso en la triple compactera del Aiwa. Bajó un poco el volumen y le dio play. Lo que se escucho luego fue esto:


MusicPlaylist
Music Playlist at MixPod.com



Nuestra sorpresa fue inmensa y no salimos del estupor causado hasta momentos mas tarde, donde ya teníamos otras cosas en las que pensar.
Vivi me invitó a bailar, raro en ella, y mencionó, como al pasar, que ya que todos lo hacian...
No terminó la frase que volvi la mirada aterrado, presintiendo lo que iba a ver. Y así fue. Ale y Ale ya estaban bailando, y se los veia decididamente comodos. Lisandro aún oponía resistencia, pero los argumentos de Nati fueron irrefutables (le dijo que debiamos hacerle compañia a los chicos que hacia rato sentian cosas entre ellos pero no encontraban el momento oportuno). A mi me llego la misma teoria, pero aplicada a Lisandro y Nati...
Los brazos de Vivi se anudaron detras de mi cuello, y no me quedó mas remedio que abrazarla yo también. Mis ideas bullían salvajemente. No podíamos estar participando de ese cliché tan difamado por nosotros con motivos por demás sabidos. Pero ahí estábamos.
Luego de un rato de incomodidad, y como diría Horacio Quiroga en "Cuentos de amor, locura y muerte", Vivi al fin había encontrado una postura cómoda para su cabeza. Y no era nada de lo que lamentarse. Tambien me sentía presa de una extraña comodidad. En determinado momento y durante uno de los giros, vi a Ale besando a Ale y me sonreí. En el fondo todos esperábamos algo de eso, por más duros y reacios que fuéramos. Y era bueno ver a dos amigos que, no importando la forma, habían llegado a eso que tan lejos nos parecía.
Nos acercamos un poco a Lisandro y Nati y, entre risitas, comentamos el tema. Pero luego, por motivos que nunca supe, nos volvimos alejar, como satélites de un sentimiento mucho mayor y que nos atraía gradualmente.
No voy a decir que no lo estaba disfrutando ya que Vivi siempre había sido muy tierna y agradable. Supuse que Liso también estaba de parabienes, y lo confirmé al verlo con los ojos cerrados, esos ojos celestes que siempre resaltaban en él, casi pegados a los de Nati, en el comienzo de un beso que no se iba a interrumpir por un largo rato.
Se lo comenté al oído a Viviana, quien solo atinó a sonreírme y a mirarme a los ojos. Y fue como ver en el fondo del océano, un paisaje mucho mas profundo que su metro sesenta de estatura. Un abismo inacabado que me atraía cual agujero negro, sin posibilidad de escape. Y ya no había lugar para la razón, ni para el diálogo. El clímax, cargado de mis tan detestados lugares comunes, se convirtió en las puertas del paraíso. Y la verdad me llegó repentinamente, casi como una cachetada, como un golpe eléctrico que me recorrió de punta a punta. No podía ser cierto. No creía en ello. Y sin embargo, estaba ahí, hipnotizado por esa mirada que se acercaba a cada segundo. Presintiendo una colisión a velocidades insospechadas.
Que sucedió luego? No... Un caballero jamás habla de esas cosas.

LGS


p-d: Dedicado a mi amigo Alejandro Daniel Godoy, donde quiera que esté.

15 comentarios:

Lu dijo...

Que hermosa anécdota LGS! Transmite mucho más de lo que se puede leer... Creo que habla sobre, más que un grupo de amigos, de la manera de vivir la adolescencia de una generación... Mucho más tranquis quizás, con la vida vista de manera más profunda, sin tanta web en la cabeza y fotos de ocasión...

Me encantó, de verdad, muy muy bonito post!!!

Ya lo decíamos todos!!! Qué vuelvan los lentos!!! Besotes!!!



PD: Eso sí, no puedo dejar de pedir que le pongas una hache gigante a "echo"!!!!!!!!!! jajaja.

Gastón dijo...

haciendo muy buen uso (y abuso) de la memoria sobre aqueloso tiempos que no dejan de pasar y las personas con las que comnpartimos estos recuerdos sin olvidos.

Abrazo de época

LGS dijo...

Lucre: eso me pasa por confiar en el corrector del blog... Me alegro de que te haya gustado. Tiene un dejo de inocencia el relato...

gastón: Lindos recuerdos, si. No se olvidan jamás. Cosas asi de inocentes no se repiten en la vida de adulto.

Laperraseescapó dijo...

Bellísimos recuerdos!!!
Una época distinta, una etapa diferente y un paso que nos lleva en un segundo de un modo a otro de ver las cosas.
"El clímax, cargado de mis tan detestados lugares comunes, se convirtió en las puertas del paraíso."
QUÉ VUELVAN LOS LENTOS!!!!!
Jjajajajajjaja
Genial LGS
Besotes enormes

pd: no pude escuchar el tema que pusiste, ni el ipod.

Lin dijo...

Lo dije y lo sostengo, Top Gun tiene la culpa de taaaaaaantas relaciones jajajaja
Desde mi humilde opinión, hasta el Che Guevara hubiera caído en semejante cliché.
Abajo de todo, seguimos siendo como adolescentes buscando a un otro.

Figo dijo...

muy pero muy buena historia, me quede compenetrado y se me pasó volando...en cierto modo y salvando las distancias, me haces identificar de sobre manera con tu manera de actuar de aquel entonces...

Y bueno...cliché o no, los viejos trucos siempre son los mejores

muy buena historia, posta que si

un abrazo

LGS dijo...

Perrita: Que vuelvan los lentos, si!!! jeje. Doritos la pego con eso.
EN ese momento, para un duro rocker como me creía, terminar bailando top gun era un poco maraca... pero se ve que en ese momento me olvide de la pose!!!

Lin: Bueno, si hubiese caido el che, como no iba a caer yo? gracias lin! me subias la autoestima! jeje
Por cierto, en esa epoca yo era adolescente...

Figo: Si,eh? facil caer en trucos viejos... uno piensa no, es muy obio" y cae como un chorlito.
Por otro lado, me imaginé que manejabas los mismos códigos que yo. Hay cosas que la calentura no puede nublar.
Gracias x pasar!!!

Lola dijo...

N o puedo no plegarme al clamor de tus seguidores. Que vuelvan los lentos!
Tu relato es anecdótico y encantador, lograste que todos estuviéramos bailando ahí en ese mismo instante.
“…El clímax, cargado de mis tan detestados lugares comunes…”, que frase contundente y emotiva.

Me gusto mucho mucho

Besos.
L.

Luna dijo...

Removiste los recuerdos de mi adolescencia.

Besos

Gran Lady dijo...

El que, en sus 30 y tantos, pueda jurar que nunca bailó un lento, o miente descaradamente o es un insensible. Me acuerdo perfectamente de fiestas que armábamos con Ramones, Redondos, AC/DC (ay que ancianita que estoy)y que invariablemente terminaban con ese tema que pusiste. O con "Is this love?" de Whitesnake. Hasta el más rockero tiene su corazoncito.

Anónimo dijo...

la verda que esta anecdota es muy buema y sobre todo el final con la musica de fondo se vienen tantos recuerdos del pasado que hasta me emosiona un abraso gay

Fati dijo...

Que lindo que te guste mi blog...
Muchas gracias por el comentario.

pasá cuando gustes...

un beso grande!

Anónimo dijo...

Gay, muy buen cuento, creo conocer el PERSONAJE que lo relata. jeje!

El martes tengo que ir a comprarme la ropa del civil. Me acompañas?

Estamos en contacto.

Aire dijo...

Hola Ariel :)

Qué bonita historia, me deja mucha nostalgia por esa época que ya no está... y que en mi caso viví más bien a los 18 años :). Es muy rico leerte, tienes una forma de escribir muy fresca. ¿Por qué no te animas a publicar? Sé que bajo tus parámetros no eres lo suficientemente bueno, pero a mi juicio el punto debe ser otro: compartir, y que ese compartir le llegue al otro.

Por cierto, aunque te dé alergia tan sólo de escuchar la palabra "poesía" jajaja, considero que tu prosa poética (no me refiero a cuentos sino a otro tipo de escritos que solías realizar) es realmente buena. Hace tiempo que no leo este tipo de cosas hechas por ti.

Por ahora me despido. Te dejo un beso grande, y un gran abrazo, desde Venezuela.

Aire

Anónimo dijo...

la verdad que muy lindo!!! me gusto mucho la parte "Nos habíamos alejado del camino elegidos por muchos, que luego se convertían en anécdotas del lunes a la tarde"...tratando de ser uno, y no un mas del monton..saludos.. cristian