2006-08-30

De águilas y zorros






Mi ciudad, considerada por mi una gran urbe del 3er mundo, a veces presenta situaciones como esta, por momentos irrisorias, por momentos acercándonos a nuestras raíces... Pensar en un zorro que no esté en cautiverio, me remonta a mi infancia, cuando cortando los cardos de un campo en la cabina del tractor de mi tío, en plena pampa húmeda, un zorro nos olfateó por estar nosotros a favor del viento y huyó con uno de sus cachorros en la boca. Un águila jamás... sería algo inpensado. No se si el territorio de la actual ciudad de Rosario fue, en el pasado, hábitat natural del águila negra, lo que si se es que no se ve ahora, ni siquiera en el campo.
Las respuestas dadas a quien se topó con un zorro en el patio de su casa por las autoridades policiales y civiles a las que recurrió en busca de consejo y ayuda ante semejante situación fueron, por lo menos, irrisorias. La nota casi no tiene desperdicios, y desfilan x la misma personajes de toda clase.

A!


Insólito: en un patio apareció un zorro y un águila se recupera en una veterinaria


Parecía un perro pero no, era un zorro gris el que apareció ayer a la mañana en el patio trasero de una vivienda de zona sur. El dueño de casa, alertado por los ladridos de su perra, descubrió al animal en el fondo del patio. Alarmado por la situación llamó a distintos organismos públicos, pero le costó encontrar quién respondiera. Finalmente, un agente de Control Urbano pudo atrapar al animal. Ahora se encuentra en una veterinaria, donde lo revisarán con miras a devolverlo a su hábitat natural. Pero ese no fue el único animalito silvestre que se hizo famoso ayer en Rosario: también un águila negra, encontrada por un hombre en la autopista a Santa Fe, se recupera lentamente de heridas en sus alas en otra veterinaria. El objetivo es que gane peso y salud para después liberarla.

Eran las 7 cuando Julián Olaverri se asomó al patio trasero de su casa de Balcarce al 5900, donde su perrita ladraba sin parar. Cuál fue su asombro al descubrir en el lugar a otro animal que, aunque a primera vista parecía un perro, luego comprobó era un pequeño zorro gris. Cuando intentó acercarse "el animal gruñó y mostró los dientes", relató Julián, y saltó la pared medianera, de un metro y medio de alto. Luego volvió a saltar y esta vez se ubicó en la parte delantera de la casa, donde quedaron sus huellas.

Entre el susto y el asombro, lo primero que hizo el dueño de casa fue llamar a la policía. Mayor fue su sorpresa cuando del otro lado del teléfono una oficial le contestó: "¿Y qué quiere que hagamos? ¿que lo arrestemos?". Ante semejante respuesta, Julián se comunicó con Defensa Civil. Allí le preguntaron si el zorro era bueno o malo. "¿Y cómo puedo saber yo -respondió Julián-, si nunca tuve un zorro?". Entonces le dijeron que lo agarrara y lo llevara a un campo. Mientras el zorro se paseaba nervioso por su patio, el dueño de casa no podía creer las respuestas de quienes debían ayudarlo.

Pero no se rindió. Intentó comunicarse con el Imusa, donde le dijeron que ellos "se ocupaban de perros y gatos", y luego con la Guardia Urbana Municipal. "Cuando les di mi dirección me dijeron: •''Pero eso ya es campo'''. No saben que esto es un barrio más, sólo sirven para caminar por calle Córdoba", dijo indignado Julián. También llamó a la Dirección de Fauna provincial y a Control de Vectores del municipio, "pero nadie se hizo cargo".

"Hasta apareció un taxidermista, que ofreció 1.800 pesos para comprarme el zorro", se rió. Finalmente se decidió a llamar a los medios de comunicación. "Recién entonces se movilizaron", confirmó.

En tanto, en el barrio ya había corrido la noticia y los vecinos, en las puertas, intentaban adivinar cómo el animal habría llegado hasta ahí. Algunos suponen que "es por los gitanos, que tienen muchos animales". Otra vecina dijo que creyó haberlo visto por la noche en la calle, "pero la verdad es que pensé que era un perro". Recién cuando alumbró el sol, Julián descubrió que se trataba de un zorro gris.

Cerca de las 11 se acercó personal de Control Urbano y un policía, que intentaron atrapar al animal, pero éste, con una rapidez sorprendente, esquivó los obstáculos y corrió media cuadra hasta esconderse debajo de un auto. Allí el agente Matías Bahl, de la comisaría 17ª, se enfrentó a un operativo inusual: atrapar al zorrito escondido tras las ruedas de un auto en un garaje. "Lo agarré por la pata y la cola, intentaba morder, pero no me lastimó", explicó el agente, que mostró sus manos todavía con sangre. "Es que el animal se lastimó la boca", aclaró.

A los pocos minutos se acercó al lugar el veterinario Guillermo Pérez Jimeno, integrante de un grupo independiente que colabora con la Dirección de Fauna llamado Grupo de Rescate de Fauna. El profesional trasladó al animal hasta su veterinaria, donde lo examinará luego de que se tranquilice. "Ahora está muy estresado", explicó.

Pérez Jimeno comentó que el zorro es un animal salvaje que vive en la zona pampeana y señaló que una vez que se reponga pedirán los permisos "para devolverlo a su hábitat natural, que es el campo". Según Jimeno "alguien quiso traerlo para domesticarlo y no le resultó, porque los animales domésticos son el perro, el gato y el canario: a los demás hay que dejarlos en su hábitat natural", concluyó.


Capturada para curarla
Distinto fue el caso del águila, que no fue capturada para el cautiverio, sino para curarla. El valiente fue un rosarino que venía de Rafaela y al ver al ave rapaz al borde de la ruta "y a los tumbos" se atrevió a levantarla.

Primero la tuvo el veterinario Carlos Cardella, quien logró que comiera y se incorporara, antes de pasarle la posta a su colega Bárbara Bartolomé. Ahora es ella, también miembro del Grupo de Rescate de Fauna, quien la cuidará e intentará sanarle las puntas de las articulaciones y las plumas de las alas y la cola, que el águila tiene heridas. El sueño es liberarla, pero como la curación de las aves rapaces lleva mucho tiempo es posible que le busquen un hogar de tránsito, quizás en la Granja La Esmeralda, en Santa Fe.

2 comentarios:

Aire dijo...

Me alegra que no le hayan hecho nada a ninguno de los dos :) A veces la reacción es matarlos.

Saludos.

Anónimo dijo...

Qué me hubiera comprado con $ 1800...?