2006-03-30

Imparcialida y objetividad ausente.



Hay un medio periodístico escrito de mi ciudad, que se llama La Capital, que es totalmente parcial y responde a ciertos intereses económicos. Sobre todo en materia deportiva; sin tener en cuenta fanatismos o inclinaciones, he visto como este diario vapulea al club del que soy hincha, resaltando constantemente sus errores y minimizando sus logros de manera repugnante. Esto no pasaría más que de una anécdota si solo de pasión se tratara, pero es tan totalemente injusto, que da asco. Lo malo es que es el único medio escrito de la ciudad, y que responda a ciertos intereses económicos atenta contra la libre prensa.
Por último, en sus cartas a los lectores, publican casi todo lo que les envían. Pero lo más extraño es que, cuando alguien habla en favor de las fuerzas armadas, o pretende defender el Proceso de reorganización nacional (proceso genocida a ultranza) jamás sale publicado un nombre, una dirección de mail u otro dato. Solo el número de documento. Teniendo en cuenta los antecedentes del diario, no me extrañaría que se trate de encubrimiento. Hoy salió otra carta digna de leerla. En que fantasía vivien determinadas personas? Una fantasía militarizada al estilo Alemania durante la segunda guerra mundial... Incluso toma como ejemplo a seguir a China. No es que esté contra el comunismo, pero China? Con mil millones de habitantes? No es punto de comparación. Hasta diría que entiendo lo que dice este hombre? mujer? pero me parece que ha equivocado el rumbo. Demás está decir que la supuesta reivindicación de las fuerzas golpistas me parece una necedad digna de un imbécil...
Si quieren acceder al texto en cuestión, este es el link: http://www.lacapital.com.ar/2006/03/30/cartas/noticia_281415.shtml en ciertos pasajes, es irrisorio... pero bueno, tiene derecho a opinar. Un derecho que, sus queridas fuerzas armadas, supieron negar a sangre y muerte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las FF.AA como institución es una cuestión totalmente diferenciable de los criminales que las comandaron en varios períodos de nuestra historia, pero fue tanta la ingenieria social desplegada por "el cerebro del mundo" que terminó socavando su imagen.
La defensa de un País es un elemento vital para su desarrollo y debe estar en manos de fuerzas de seguridad y militares que se encuentren al servicio de la ciudadanía y al respeto de las demás instituciones democráticas.
Por alguna razón en América latina el desprestigio de ellas se comenzó a desenvolver con el Plan Cóndor mientras que el gran hermano del norte siempre tuvo claro su trascendencia.
Los hombres son quienes, con su conducta mezquina y cipaya, degradan las instituciones.