Pensando un poco en retrospectiva, sin haber vivido de manera conciente lo que sucedía en mi país ya que, como dice una canción, "yo que nací con Videla, yo que crecí sin poder..." no tenía edad para comprender... Y pensando en retrospectiva, como decía, no puedo dejar de sentir lo terrible que fue todo, la impotencia que genera el terror organizado, el ponerme minimamente en el lugar de quienes lo sufrieron en carne propia... Esta vez 30 años no son nada, no significan nada si de olvidar se trata. Apenas si serán un grano de arena en el reloj del tiempo de los recuerdos. Ayer, una de las abuelas de plaza de mayo hablaba de pasar la posta sobre lo ocurrido, para que no caiga en el olvido. Y creo que puede darse por satisfecha en ese aspecto. Jamás olvidaremos. Donde exista un compromiso social, un recuerdo permanente hacia quienes cayeron en una guerra que no interpretaron como tal, salvo los asesinos del poder, esos vulgares ladrones que, bajo el pretexto de reorganizar la patria llenaron sus arcas de dinero, dinero manchado con la sangre y la vide de inocentes, miles de ellos... No, jamás tendrán un justificativo válido, solo un puñado de mentiras, cada vez menos mentiras, cada vez menos creídas, que solo sirven para engañar a quien se deje.
Sin castigo no hay olvido, no hay perdón, no hay tranquilidad espiritual, no hay justicia, no hay verdad. Y es importante que todos los días, no solo cuando se cumple un aniversario del golpe, recordemos a quien corresponda que hay una cuenta pendiente, que sus delitos no prescribirán jamás para nosotros, aunque para la ley si lo hagan algunos.
Compromiso para siempre, en memoria a quienes cayeron por ello. Memoria por siempre. Castigo y justica hasta el final.
Ariel
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