Gracias Mónica por el esfuerzo y la visita.
LGS
Juan… querido Juan… tengo en mis manos tu carta y no puedo dejar de preguntarme por que tuvimos que llegar a esto… ¿Sabés? Vos me acusás de haber cerrado mi ventana, y sin embargo yo debo decirte que nunca quisiste entrar para mirar conmigo a través de ella. Yo deseaba eso, que estuvieras conmigo, no vos de un lado y yo del otro, sino conmigo.
Hoy en ese tren, que te aleja de mi en un exilio que vos, sin darte cuenta, elegiste, por primera vez me expresas tu necesidad de mi, cosa que esperé durante todo el tiempo en que intentamos escribir nuestra historia y que nunca pudiste (o no quisiste) hacer. Sin embargo yo cada día habría mi ventana para esperarte e invitarte a entrar, mostrándote sin miedos ni tapujos mi necesidad de vos. Pero de vos, no de ese que mostrás, de vos, del que yo alguna vez pude ver y que escondés como si fuera un pecado, de ese ser tierno, cariñoso, alegre, que habita en tu interior, oculto por quién sabe que oscuridades del alma.
Yo intenté darte luz ¿sabés?, te juro que lo intenté, cada día, cada momento que compartimos traté de iluminar tu vida, todas las veces que bailé para vos, o cuando pinté tu retrato, en nuestras caminatas, en las risas, o simplemente en el silencio compartido… Traté siempre, porque necesitaba tanto que tus sombras desaparecieran… necesitaba tanto que sonrieras, que fueras feliz… por la simple razón de que yo no podía ser feliz si vos no lo eras.
Pero no pude Juan, no lo logré, no fueron suficientes ni mi risa, ni mis bailes, ni mis paletas de colores, ni mi amor. No conseguí sacarte de tu encierro, de ese mundo tuyo inexpresivo, y preferí la cobardía de sufrir tu ausencia creyendo que me ayudaría a evadir la realidad de tu indiferente presencia.
Y hoy recibo tu carta… cuántos errores tuyos, cuántos míos… ¿Por qué tuviste que subir a ese tren para al fin hablar? ¿excusas? Posiblemente los dos tengamos muchas, pero lo que no me podés negar es que nunca, en todo este tiempo, me hablaste (si a esto se le puede llamar hablar) como en esta breve carta… ¿Qué no era suficiente lo que tenías para darme? Yo no te pedía nada, solo te quería a vos, tan simple como eso… y que dijeras todo lo que tenías para decir dándome la oportunidad de evaluar si cambiaba o no las cosas, y dándote la oportunidad de expresar lo que sentías.
¿Qué voy a entender con el tiempo? No, no le digas a mis tiempos cómo o cuándo entender, yo sé lo que hoy siento, pienso, deseo y necesito; y al menos para mí hoy están cambiando muchas cosas, así que dejame soñar que para vos también, y que después del invierno que transita tu alma vas a florecer en algún camino que te traiga de regreso, libre de miedos, y me permitas al fin regalarte mi luz, y mostrarte mi necesidad de vos, y poder sentir tu necesidad de mi…
PD: Tu retrato sigue colgado en el mismo lugar, y mi ventana y mi puerta están abiertas…
Victoria
7 comentarios:
Me gusto, la generosidad de Victoria su ecuanimidad y comprensión. Juan no entendió nunca nada, aunque no sé si era cuestión de entender. Ojala hubiera más victorias así, que den revancha.
Besos
Esa respuesta...
podria ser la historia de miles de personas que se desencuentran sin quererlo.
Sin duda a Juan se le volverian a alterar todos sus sentidos.
Muy bueno.
Q andes con suerte
Au revoir
Exquisita y muy sentida respuestas. Es sin dadas un sentimiento que muchos podemos experimentar. El doloro "hasta luego" como signo de amor. Porque hay tanto de amor en un despedida como en el acto más sublime que pueden realizar dos personas con absoluta entrega.
Muy linda la carta de Victoria.
Besos miles
¡Qué hermosa respuesta! Mucho amor, mucha generosidad, y la metáfora de la ventana, impecable.
Simpático, bastante aceptable para un día como hoy, medio nublado, medio tristón...
saludos, cariños, besos y abracetes!
Ay yo sabía lo que iba a hacer!
Me pone muy contenta! Porque era más de lo que esperaba!
Abraxo!
Muy buena respuesta! Saludos
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