2008-10-28

Los dos leones - Parte II

- ¿Que pueden hacer semejantes marmotas? – dijo Coco, el profesor de gimnasia. Nos conocía desde los 12 años cuando entramos al colegio y ya sabía nuestras posibilidades de triunfar en el medio deportivo – ¿Piensan hacer reír a toda la escuela? - continuo despiadadamente, aunque con bastante gracia a juzgar por las risas que se oyeron.
Yo sentía las miradas clavadas en nosotros, mientras entrábamos al tranquito a la cancha, ojos fijos en nuestras nucas y en nuestros poco estilizados cuerpos. Pero no me importaba, alguien entre las chicas estaba ahí, mirando nuestra entrada, y yo me paseaba como un pavo real. Se darán cuenta cual era la parte que más se destacaba en mi de la frase “pavo real”.
- Vamos che, sáquenlos rápido que quiero jugar –gritó Búho y sus compañeros largaban alaridos parecidos a las risas, pero de las hienas. Iban a alimentarse de la carroña de nuestra actuación, y estaban oliendo la carnicería que se avecinaba.
Y empezó nomás el primer partido. Me acomodé por la izquierda, porque de las dos piernas, era la que menos me molestaba para patear.
Ayudante se puso de último hombre, un puesto de responsabilidad y en el cual se necesita mucha voz de mando… hasta en eso éramos ridículos, ayudante era tartamudo!. Antenita marcó el césped frente al arco, como hacían los arqueros profesionales; pero yo, que iba al mismo curso que él, sabía que era para tener una referencia visual, algo para lo que no le servían los ojos. Astigmatismo.
Charangus estaba en trance ritual. Nunca supe por que, pero la violencia contenida en el la canalizaba hacia donde quería, y ese día sus objetivos iban a ser un par de tobillos y varias docenas de rodillas de los alumnos del Instituto Zona Parque.
Éramos una mala copia de equipo, pero contábamos con Huey y Chilo. Huey podría decirse que era el guerrero, corría y corría como si de ello dependiera su vida. Cierta vez escuché a uno de los chicos comentar:- Vos lo pasas a Huey y enseguida aparece nuevamente delante tuyo… ¡juega con un hermano gemelo y no nos dimos cuenta aún! –
Chilo era el viento en la cancha. Inalcanzable. Hay quienes juraron verle alas en los pies, como los dioses, y luego fueron objeto de burla al por mayor… aunque después de este partido, mis dudas disminuyeron.
Mi misión principal era tirarla para adelante, pero Chilo me había encargado algo. Y ese algo se iba a cumplir a rajatabla. Sacaron los de quinto y se vinieron al trote, cual tropa de combate. Individualicé a Juanca, que traía la pelota y antes de que supiera como, le había pegado tal patada en el tobillo derecho que hasta yo me sorprendí. Pero ahí no terminaba mi participación, no podía reducirme a un simple instrumento de la violencia controlada, por lo que mis aspiraciones crecieron. Ahora quería mas.
Del foul cobrado, Huey recuperó la pelota y se la tiró larga a Chilo, por la izquierda del campo. No era su mejor perfil y prácticamente no tenía zurda, pero las alas de sus pies cobraron vida dejando parado a uno de los chicos (creo que era el Padre Ciescu, otro apodo de origen dudoso) como si tuviera raíces arraigadas en el campo. Enfrentó al arquero, arqueó su cuerpo de forma imposible para simples mortales y definió de derecha al segundo palo. Gol.
Yo casi no lo festejé, solo atiné a saludar a Chilo cuando me pasó cerca. No me daba la cara para festejar semejante conquista echa por otro.
-Vamos eh! Huevos que todavía falta – me dijo.
Afuera era el silencio.Estupor, asombro. Nadie podía salir de la sorpresa. Estábamos ganando.
Los de quinto se vinieron encima a puro toque. Era doloroso ver como Huey corría y corría a cuanto rival se le cruzara. Y nosotros atrás, atrincherados, esperando el momento. Juanca, dolido, me pasó la pelota por entre las piernas y ya no supe donde estaba el norte o el sur. Presentí lo peor, el empate estaba al caer. Pero apareció Charangus con una barrida que nada tenía que envidiarle a una retro excavadora. La pelota quedó boyando y Ayudante hizo honor a su apodo, la terminó de revolear al medio de la cancha completando la faena. Y ahí apareció el rugido del leòn. Chilo la agarro enseguida y casi sin dejarla picar se la tiró a Huey, que pasó como una locomotora, puro corazón, corriendo por la izquierda. Se, porque me contaron, que el Padre le pegó una murra que no se condecía con su pontificio apodo, pero Huey lejos de quedarse tirado se levantó, herido, para darle de zurda a la pelota. Su disparo me recordò a un cañon naval de alguna pelicula de piratas, dada la violencia del mismo. Pablo, que estaba atajando, se dio cuenta del destino de gol de la pelota cuando ya estábamos abrazados festejando. Esta vez si habíamos participado. Y el partido era nuestro.
Juanca se fue cojo, sin terminar de comprender que el que lo había sacado del partido era yo. Sus compañeros dudaban de la existencia de Dios, algo impensado sobre todo para el  Padr Ciescu, quien no solo dudaba de su fe, sino de sus dotes como marcador y golpeador defensivo.
Entraron los de cuarto, no sin antes mofarse del equipo derrotado, y se acomodaron en el campo.
Primera pelota que tocan y el Búho, más que Búho un zorro viejo, le dio de mitad de cancha. El también conocía la debilidad de Antenita. La pelota pasó veloz hacia uno de los ángulos. Era un tiro hermoso, de los que uno paga entrada para ver.
Antenita no se movía y la pelota llegaba. Casi estaba adentro; incluso el Búho
había levantado los brazos a modo de festejo anticipado. El vuelo de nuestro arquero, necesitado de lentes, fue sublime. Una muestra de reflejos dignos de un felino. Se arrojó y con la mano derecha la sacó al córner. Se levantó sacudiéndose el polvo y el pasto reseco. Huey le tocó la cabeza, pero sin decir nada. Sobraban las palabras. Se estaba recibiendo de león.
Llegó el centro y lo descolgó antes de que nadie reaccionara (¿quien podía estar entero y reaccionar luego de ver a un astigmático con lentes culo de botella sacar un pelotazo fenomenal?) y se la tiró larga a Huey. Los roles, esta vez, se invirtieron. Corrió hasta casi enfrentar al arquero y cuando este salía a interceptarlo, dejo la pelota en el carril derecho , donde había llegado Chilo, para que este la empujara al gol. Volvieron riéndose, apenas respirando agitadamente, como si de un paseo en el parque se tratara.
El Búho estaba como loco, y se lo hizo saber a sus compañeros. Redoblaron esfuerzos y nos asediaron. Saque varias pelotas, ayudante también, al grito de “cu.. cu… cuida al Búho “ lo que provocaba risas, pero no para nosotros. Su voz nos sonaba como ordenes del general San Martín en plena combate de San Lorenzo. Charangus se movía como pez en el agua. Aplicaba codos y rodillas en las partes nobles y rostros de nuestros adversarios, lo que los debilitaba, pero sobe todo, debilitaba su orgullo.
En un despeje fortuito la tiré accidentalmente detrás del último defensor rival. Como por arte de magia ya estaba Chilo ahí. Le dio de derecha, fuerte, al medio, y el arquero se corrió para dejarla pasar. Temor. Choclón, en el arco, siempre tenía miedo. Pero como su suerte era mayúscula, la pelota nunca entraba. Esta vez no fue así. Y cuarto salió de la cancha con caras largas y de pocos amigos.
Entró el otro equipo de quinto, con Miguel como abanderado. El jugaba en las inferiores de Rosario Central. Era, podría decirse, lo más profesional que había en la escuela en materia de futbol.
Atajaba el Gato, que tenía fama de sacar todo lo que le tiraran, incluso una bala.
Atrás estaba Germancito (2.02 metros de altura), un gladiador nórdico que intimidaba.
Yo espiaba de reojo a las chicas del vóley, a ver si  se estaban dando cuenta de mi hazaña. Me sentía un hombre, no el idiota que llevaba la bandera en cada acto escolar, cuando hubiese preferido quedarme entre la turba de amigos, cerca de ella, charlando entre el himno y los discursos.
Esta vez sacamos nosotros. Huey se la dio a Chilo y este me la tiró a mí. Ver venir esa pelota fue como si los jinetes del apocalipsis me señalaran para perseguirme. No tenía idea de que iba a hacer. Para colmo, Miguel enfiló hacia mi lado, seguro de recuperarla pelota.
-que hago Dios… Ana me debe estar mirando, no quiero quedar como un pelotudo, ¡pero si soy un pelotudo! No, no soy… si, lo soy… la suma de los cuadrados de los catetos… esto no me sirve. –
Mi mente era un torbellino, y la mole de Germancito se sumaba al asedio de mi frágil figura.
Quise dársela a Huey, larga, lejos, y que se arregle. Todos me leyeron la intención y se encaminaron para allá a marcarlo, pero le pegué tan mal que salió hacia el otro lado, donde no había nadie. En realidad estaba Charangus, que patrullaba la zona en busca de sangre. Y le quedo ahí, con 10 metros para recorrer, enfrentar al arquero, marcar el tanto y festejar como un ganador. Así de sencillo, Solo que se trataba de él, y podía suceder cualquier cosa. Correr, corrió bien, se enfrentó al arquero con gallardía y… se cayó cuando quiso patear. La pelota se iba irremediablemente junto al palo, impulsada por alguna parte de su cuerpo cuando llegó Huey con su último aliento, deslizándose, y la empujó dentro del arco.
Esta vez yo rugí de alegría; nos tiramos encima de Charangus como poseídos por la vorágine del momento. Era para llorar de la emoción. Y la emoción se había contagiado afuera, porque a nuestro grito se sumó el de los chicos de primero y segundo. Coco se reía como loco, le parecía estar viendo una película cómica, una de Bud Spencer y Terence Hill; incluso mandó a buscar a los directivos de la escuela. A los preceptores… todos estaban ahí. Ver a los que, quizás, éramos los más torpes deportistas de la escuela ganar sin parar, no tenía precio. Con el tiempo la cantidad de gente que afirmaba haber visto esos partidos creció exponencialmente, como toda leyenda.
La reacción no se hizo esperar. Germancito avanzaba, imparable, con pelota dominada, asediado por Huey, quien con un tamaño menor, no podía imponer el físico. Chilo estaba volviendo por la derecha, pero se veía que no iba a llegar. Cerré los ojos y le fui con todo, al choque. Me desparramó como a un conejo. Era una mole en movimiento, solo le faltaba un mazo de combate para completar su imagen de Thor; sin embargo trastabilló. Fue como oler la sangre para un tiburón, y ya estaba ahí Charangus. Volvió a derrapar hasta pegarle un planchazo en la rodilla, golpe que le habría valido la expulsión de cualquier pandilla de facinerosos. Pero eso no bastó para frenarlo, aunque ya se veía que no pasaba de ahí… en el último instante, Charangus había hecho correr la pelota lejos de Germancito, pero sin buena fortuna. Le había caído a Miguel. Este la paró, cabeza en alto, postura elegante, la puso bajo la suela y encaró. Huey quedó desairado con un quiebre de cintura, Ayudante no llego a tiempo y cuando Antenita se tiraba al piso, desesperado, se la picó por arriba del cuerpo y salió a festejar el gol.
Volvíamos a la realidad. Los leones no eran dioses, y si lo eran, se cansaban igual que el resto. Había amor propio, pero los demás también jugaban. Volvieron los temblores y la sudoración nerviosa. Las chicas habían dejado vóley y también miraban, toda la escuela miraba. Y estábamos por ocupar nuestro lugar, el de los fracasados, el de los hazmerreir de todos.
Chilo y Huey habían soñado con algo de ayuda de nuestra parte, pero se habían dado cuenta que todo era un espejismo. Que, como decía la señora De Perrone, vicerrectora del establecimiento, “lo que natura non da, Salamanca non presta”. Y a nosotros no había universidad que nos sacara de perdedor.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

GAY!!! Ya me imprimí el cuento para poder tenerlo.
El público clama por el final.

JPF

Eric dijo...

"Y a nosotros no había universidad que nos sacara de perdedor."
Me encantó que lo cerraras así. Ahora, esto no termina acá, ¿no? Decime que no! Pero de todas formas, aunque triste, sería un buen final.
Abrazo!
PD: Me reí mucho con lo de Bud Spencer y Terence Hill. Hacía mil años que no me acordaba de esas películas.

lupanar dijo...

¡juega con un hermano gemelo y no nos dimos cuenta aún! – jaja, me gusto mucho espero que haya tercera parte.
Me hiciste acordar a mí (y eso que no jugue futbol pero se traslada a cualquier otra experiencia) con el dialogo interno de los catetos, mucha presión en una cabecita muy torturada.
saludos!
Lupe.

LGS dijo...

Eric: lo de las películas de Bud Spencer y Terence Hill debe ser practicaménte lo unico que he compartido en materia de gustos con mi viejo. Y si, las recuerdo todas.
No, no terminó ahi, viene la tercera y ultima parte. Sucede que no quise poner todo junto para no cansar.
Gracias x comentar!!

Lupe: Si, hay tercera parte (y ultima). La idea era esa, de la presión por todos lados (la madre, la escuela, la gente, los amigos) y ese mezclarse de cosas disparatadas en el momento menos recomendable... te sucedió? contame donde!!!
Gracias tambien x comentar...



Saludos a los dos!!!!

Anónimo dijo...

Una vez finalizado el cuento, estaría bueno dar una vuelta de rosca para más! Que os parece, vuestra merced?

JFK

LGS dijo...

A que te referís con una vuelta de rosca para más? No te entiendou, Martha...

Anónimo dijo...

Aunque se que no va a estar. quiero mi KINGTIGER CON LA SEÑORA DEL PERRO AL MANDO.VESTIDA DE NEGRO Y AURICULARES!!!!
JPF

Anónimo dijo...

Estuve viendo desde donde entra la gente y por que tema. Jeje! veo que lo sexual es lo más. El artículo sobre el tamaño del pene hizo y hara estragos.
Cualquier tema relacionado con lo sexual hace explotar el blog! Que se puede agregar a eso? Saludos!

PD: que sigan los cuentos! Salud!

JFK

LGS dijo...

sI, LO SEXUAL parece que mueve al mundo de las visitas al blog. Publicar eso o ser buen escritor son las llaves de muchas visitas... y voy a terminar poniendo imágenes del kamasutra, jejeje.
los del king tiger esta muy verde...
gay!

Castel dijo...

justo habia terminado de crear un supermega post cuando comentaste!!
espero q te guste!

ahora voy a leer el segundo capitulo!

que sigas bien!
saludos

Anónimo dijo...

Felatio.! Cunnilingus.!

Mi aporte para que entre más gente (aunque se van a llevar una sorpresa al final... ah, sin querer es otro aporte, "sorpresita, 20 x 4")

ChaPa ((( 22 ))) dijo...

El primer capítulo está genial. Pero el segundo, me aclaró la duda que tenía con Juanca... Pero ahora tengo otra duda... Quiero saber que pasa después!!!



ChaPa ((( 22 )))

LGS dijo...

Chapa ((22)): que duda te aclaró el segundo capítulo? y cuando decís "el primer capitulo esta genial" queres decir que el segundo es lamentable? jeje. Ya vas a saber que pasa después, estoy en eso precisamente.

LGS dijo...

Drake: por que no te dejás de romper las pelotas en mi blog? Hay 10 millones de foros de Central para que entres a joder. Para que entrás aca? Cada mensaje tuyo va a durar lo que tarde en borrarlo, y no me molesta hacerlo porque, este blog, es canalla. Y si sos de Rosario y tanto te jode mi blog, no tenés más que dejarme tu dirección y lo charlamos.

Anónimo dijo...

Gay, que pasó? Dónde están los comentarios de éste boludo. CENSURA? para cuando el final de los dos leones? hay mucha gente que quiere leer y saber como termina todo. Gay

JFK